Durante las etapas de iniciación deportiva, los niños tienen que tener más un educador que un entrenador. El liderazgo deportivo es la capacidad que tiene que tener un entrenador para implicar positivamente el grupo. Los deportistas de estas edades necesitan tener un referente que sea un líder positivo. En mis años de experiencia como director de una escuela de fútbol y actualmente como padre, que sigue a su hijo por los campos de fútbol desde hace 6 temporadas, he visto como en muchos clubes, están asignando la formación de estos niños a adolescentes de entre 15 y 20 años.

Estos entrenadores, tendrán conocimientos de fútbol, pero al ser tan jóvenes, no tienen la preparación ni experiencia, para dirigir y educar personalmente y emocionalmente a los niños más pequeños, con edades comprendidas entre los 4 y los 12 años. En esta etapa, tan importante de formación, no solo en el ámbito deportivo, sino en el ámbito de educación y formación de la personalidad, es donde se tendrían que poner a personas más experimentadas para el lugar y con dotes de comunicación.

Tenemos la responsabilidad de ayudar a estos chicos al hecho que además de saber entrenar por conocimiento del deporte, sepan como tienen que relacionarse y comunicarse con los niños que dirigen, que sean conscientes de sus sentimientos, necesidades y emociones y los ayuden a crecer con valores solidos a través del deporte.
No tenemos que olvidar que estos chicos que ejercen de entrenadores, están en una etapa difícil de sus vidas, la adolescencia, con altibajos emocionales y conductuales y les estamos dando una responsabilidad que es muy importante, complementar la educación de niños/as. 

Por lo tanto, debemos facilitarles a todos ellos, herramientas de intervención con el niño-a/jugador-a, a escala de coaching, gestión de conflictos, transmisión de valores o dirección de equipos, gestión emocional, comunicación, etc…, puesto que además de ayudarlos a ellos como personas de manera directa, los ayudará a ayudar a los más pequeños que es el objetivo final de este proyecto.

Con nuestras formaciones ganan en confianza, responsabilidad, autoconocimiento y mejorarán sus competencias también para su futuro, como para el futuro de los niños-niñas que tendrán a su cargo cada temporada, para conseguir resultados extraordinarios y una vida más satisfactoria para todos. 

 Si ya ha sido siempre importante este trabajo de educación con la ayuda del deporte, ahora debido al COVID-19, nos encontramos con familias con circunstancias emocionales complicadas, familiares que han perdido la vida, padres sin trabajo y por tanto más que nunca, el deporte y sus valores toman la relevancia de ayudar en estas situaciones. Es por ello que debemos encontrar la fórmula de desarrollar este proyecto y de hacerlo sostenible en el tiempo.